Qué es la resistencia? Y por qué importa
- KayLeigh Fitzgerald
- 23 jul
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 7 ago
Vivimos en un mundo donde tantas personas están sufriendo. Donde la guerra, el racismo, la desigualdad y la destrucción del clima se sienten abrumadoras. Donde sistemas poderosos mantienen a las personas en la pobreza, encarceladas o desplazadas. Y sin embargo—en todas partes, la gente está resistiendo. No siempre con los puños. No siempre en las calles. A veces a través del arte. A través de las historias. A través de la supervivencia. A través de la negativa a desaparecer.
Es importante recordar que los sistemas que nos hacen daño—el colonialismo, la supremacía blanca, el patriarcado, el capitalismo—no han desaparecido. Solo han cambiado de forma. Ahora aparecen como fronteras, prisiones, oleoductos y algoritmos sesgados. Están entretejidos en la forma en que se hacen las leyes, en cómo se roba la tierra, en cómo se cuentan las historias. Y si no los nombramos, siguen funcionando.

Estos sistemas no solo dañan a los más oprimidos—distorsionan la humanidad de todas las personas. Enseñan la desconexión. Fomentan el miedo, la competencia y el control. Nos hacen olvidar cómo cuidarnos mutuamente y cómo cuidarnos a nosotros mismos. Incluso quienes parecen beneficiarse están atrapados en sistemas de violencia, dominación y escasez espiritual. Nadie sale ileso.
Por eso la resistencia importa para todos.
Porque cuando liberamos a los más marginados, todos ganamos más libertad. Porque la justicia no es un pastel—es un jardín.Y cuanto más lo cuidamos, juntes, más florece.
Entonces, ¿Cómo Puedes Resistir?
Tal vez te estés preguntando: ¿Pero qué puedo hacer yo?La verdad es que hay muchas formas de resistir—y no todas se ven como una protesta.
Resistes cada vez que:
Dices la verdad, cuando el silencio sería más fácil.
Sostienes espacio para el duelo y la alegría en un mundo que promueve el entumecimiento.
Elevas las voces indígenas, negras, queer y migrantes, en lugar de hablar por encima de ellas.
Te niegas a normalizar el daño—en el trabajo, en la escuela, en tus relaciones.
Redistribuyes tus recursos—dinero, tiempo, habilidades—para apoyar la liberación colectiva.
Aprendes las historias que intentaron borrar.
Creas arte, crías niñes, cultivas alimentos, construyes comunidad—los actos de cuidado son actos de desafío.
Cada pequeño acto importa. La resistencia no es un solo evento—es una forma de caminar por el mundo. Una forma de recordar. Una forma de rechazar. Una forma de reimaginar.
En mi próxima publicación del blog, profundizaré en formas cotidianas de resistir—más allá de identidades, capacidades y contextos.



Comentarios