Drogas, sexo y las políticas radicales: Un tributo a la resistencia extática.
- KayLeigh Fitzgerald
- 23 jul
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 7 ago
Aquí es donde todo comenzó. Con drogas, sexo y política radical. Esta idea nació del espíritu crudo y rebelde del movimiento estudiantil de los años 60, capturado en el documental Berkeley in the Sixties. En mi clase de verano sobre la no violencia, una de nuestras primeras tareas fue ver esta película. Ahora, soy alguien a quien le cuesta quedarse quieta (¿el TDAH, verdad?), pero al escuchar con atención, me impactó la audacia de una generación que se atrevió a imaginar otro mundo—y luego se sentó, marchó y bailó hasta hacerlo realidad.
Este diseño, y el lema que lo acompaña, son un homenaje a la ternura feroz de su resistencia no violenta. De esa en la que los cuerpos se vuelven barricadas, las voces se convierten en armas, y la alegría en una forma de desafío. En Berkeley, les estudiantes ocuparon edificios, bloquearon autopistas y se sostuvieron unes a otres en una forma radical de amor—una que exigía justicia no solo en la política, sino también en la experiencia vivida. No eran perfectes, ni pretendían serlo. Pero nos mostraron que protestar podía ser extático, encarnado y descaradamente político.

La frase en sí surgió en un momento de reacción. A medida que el movimiento captaba la atención nacional, el entonces gobernador de California, Ronald Reagan, desestimó famosamente los levantamientos como nada más que “drogas, sexo y política radical”. Pero esto no fue solo una difamación—fue una estrategia. Una forma de reducir una resistencia seria a espectáculo y encender el pánico moral.
Desde ahí, quiero plantear por qué una frase como “drogas, sexo y política radical” no es simplemente una reliquia del pasado—es una reivindicación. Para mí, representa un rechazo a sanear nuestros movimientos por el bien de la respetabilidad. Seamos sincerxs: la liberación siempre ha sido íntima, desobediente e inacabada. Y eso es lo que más me encanta de ella. Esta pieza te invita a continuar con ese legado: imaginación audaz, lucha colectiva y alegría revolucionaria. Esta frase y el diseño le dan la vuelta al guion, reclamando el desprecio de Reagan como una insignia de honor. Porque la revolución se encarna.
La resistencia siempre ha incluido el gozo, el deseo, los estados alterados y los sueños radicales. Drogas, Sexo y las Políticas Radicales no trata del caos—trata de rechazar ser encasilladxs por una sociedad que teme a la libertad en todas sus formas.
— KayLeigh Fitzgerald
Mirar el documentario aquí (inglés): https://archive.org/details/berkeley-in-the-1960s-by-mark-kitchell
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